Se me fueron las noches en vela
y con ellas los años más jóvenes,
me quedé sin cubrir los tejados
y los vientos se llevaron las horas,
fue imposible recoger los testigos
y a medias dejé el porvenir,
contuve la emoción en bisel de piedra
y entre nubes perdí los anhelos,
años viví en un trabajo monótono
cubierto de moho y retamas del frío,
subido al deseo prometí lo diverso
y habité en el karma de la filantropía,
y mi mundo se redujo a vulgar estancia,
quise volar, jugar con los nimbos,
descubrir los colores de las voces agudas,
permutar los espacios andando caminos
y algo, no sé, me cortó las alas,
hoy vivo de emociones secretas, olvidadas
no sé donde, ni cuando, ni en qué lugar,
sé que no cumplí mi destino existencial
y, cuando muera, estaré obligado a volver,
para aprender a escribir poesía.
Por el camino de invierno borrado de lluvia,
bajo el paraguas de rojo carmín, me voy.
© Luis Vargas