Carreta hecha en madera por Luis Vargas con una navaja, un serrucho y un taladro
Fuimos en tren hasta
Hellín y de Hellín en tartana hasta Albatana. Yo tenía cuatro
años. Y la carreta saltaba y crujía por aquel camino pedregoso. No
salía de mi asombro, pero qué alegría con la yunta y los bueyes,
con el pan y la tortilla, cantando con mis primos María y Joaquín.
¡Qué viaje tan maravilloso!: el pueblo de cuatro casas de labranza,
la era y el trillo, la polea que me subía al ventanuco del pajar,
donde la paja era oro puro, después de la sementera.
Fueron mis únicas
vacaciones siendo niño fuera de mi Madrid, que nunca podré olvidar.
© Luis Vargas