No puedo recordar qué buscaba:
Yo montaba en una vieja bicicleta
bajando y subiendo cuestas
dejando que el viento borrara las
ideas.
Los campos eran míos, las nubes se
apartaban
y los perros me ladraban a mi paso.
Todo era campo y libertad.
Colores fosforescentes tocaban mis
sentidos
como los dedos de un pianista experto
que acompañaba los cantos de
Valderrama.
De pronto se pinchó la rueda delantera
y salí despedido sobre un acebuche
quedando colgado de su denso ramaje.
La imágenes cambiaron de tono, lugar y
tiempo
y me vi sangrando como una granada
abierta en dos
sin saber realmente qué había pasado.
Entonces me hice mayor
y tanta precaución tuve desde entonces
que nada me salió como yo deseaba.
El acebuche me convirtió en alcornoque
y fui siempre un bellotero
con pocos éxitos, con pocas
gracias...¡no, de nada!
© Luis Vargas
2 comentarios:
Me resulta un poema muy bien logrado, Maestro. Siempre es de sumo gusto leerte.
Felicidades + Abrazos
Pues me alegra que así sea, querido pupilo. ¿Tú crees de verdad que yo soy tu maestro? ¡pues apañao estás!
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