Olmos
hay en mi alameda
suntuosos
y presumidos
de
ser tierra de la tierra
donde
han crecido los años
entre
neblinas del tiempo.
Desnudándose
cada invierno
para
vestirse en primavera,
con
su textura acorchada
ahuecado
y solitario
soporta
frío, viento y lluvia
a
la ribera del río
donde
duermen los sueños
de
los sueños.
© Luis Vargas Alejo
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