El fruto
del sueño,
es como
una ausencia de violines
en una
banda sinfónica,
donde
solo suena el aire.
De mayor,
se recuerdan los lienzos
que hay
en la memoria, donde se guardan
aquellas
imágenes, que sirven
para
tener los ojos abiertos,
amar las
pinturas al óleo,
tener el
corazón palpitante,
y una
lira inmensa en el regazo
hasta tantear
con los dedos
las
notas de dichos sueños.
1 comentario:
Me resulta un muy bien logrado poema, maestro. Otra muestra de tu buen decir.
Abrazo
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