Aun conservo el
blasón,
la loriga, el yelmo
y la lanza
de cuando fui
caballero andante
y anduve luchando
contra molinos
escribiendo versos.
Hoy me faltan
arrestos, dominios
y palabras, para
enjugar alcancías
con lagares, pues
el tiempo
no perdona y los
años pasan al anochecer
como una
constelación invisible.
Luchar contra los
vientos del norte
-frío y empecinados-
es querer resolver
las cuitas circundantes
en un verso libre,
encurtir la cotidianeidad,
y esperar que
Proteo no me contradiga.
Mi jaca, todavía es
más vieja que yo
con la energía perdida en el éter.
© Luis Vargas Alejo
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