Harpa que no suena
arrinconado en la estancia
de mi sótano
un armario,
libros, muchos
libros,
el arcón de las
pinturas,
secretos de mi vida
guardados como un tesoro,
luz rota,
herencia de lo
terreno convertidos en años de piedras,
un manto general de
ausencias,
objetos sin valor
que transmiten toda mi vida
donde enmudecen los
silencios
y brotan
los íntimos arcanos
del destino, los sueños, las palabras...
Aquí os lo dejo
todo
pues me voy sin
destino, resbalando por el cansancio,
por los agujeros de
una celosía.
Las paredes tienen
olor a verso, azar y controversia
y en los rincones,
está mi alma.
Mucho más deseo
hay, detrás de cada alba.
1 comentario:
Me resulta un poema estupendo, amigo. Tu decir denota maestría, el gran "oficio" alcanzando por tu poética, Maestro.
Fuerte abrazo
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