La tierra tiembla,
las casas se desparraman
en cuarterones de ladrillos
como las palabra de
versos sin crítica,
la gente corre y se
refugia
como los poetas ofendidos
que no aceptan enmiendas,
el mar ocupa la tierra
como el tsunami de los
independentistas,
que se ahogan en
querencias rebeldes.
Todo está "patas
arriba" y nadie puede explicar
las razones de la
complejidad del pálpito
si no tiene titulación de
medicina, ni es maestro,
ni crítico de arte, ni
tiene diplomas
por mucha experiencia que
consigne en sus lecturas
porque nadie escarmienta
en cabeza ajena.
Extenso fue el verano,
el reloj solar mantuvo un disloque de asfixia,
los frutos no sazonaron,
y la pulpa de copihue se
la llevo el tenebroso viento
como brujas vestidas de
musas,
que intentan solazar a
empujones y con mentiras
los versos sin ritmo de
amores rancios.
El hombre estará siempre
solo escribiendo largas cartas
como deambulando por
avenidas desempedradas,
sin saber por qué se caen
las hojas de los árboles
o cual es la ciencia de
la poesía,
porque lo único que
necesita es que le saquen
de debajo de los
escombros,
contar después sus cuitas
como terapia del shock traumático
y que le vitoreen sus
pesadillas urbanas.
© Luis Vargas Alejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario