Escribo para relajarme,
presto para pensar en poesía.
Como árbol en pie, brazos
extendidos,
dejo que el aire mueva mis versos,
dejando caer en cada hoja, mi
insolencia.
Esta es mi casa, mi senda abierta,
libre, sin esquemas,
sin ventanas, con viento fresco,
para que mi oído escuche el
bisbiseo
de algún pájaro bisbita.
Mientras esperaba el ascensor
escribí
tanto como el tiempo me dio,
luego de ascender, volví a bajar
abrí la puerta y me marché.
© Luis Vargas Alejo
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