jueves, 7 de noviembre de 2013

VENGA A NOSOTROS TU REINO

Aparta de mi la agonía
de ver un mundo insatisfecho,
lleno de ampollas con sal
y versos quebrados sin luz.

Déjame todavía
que pueda abrazar los sauces
que sombrean la vera del río,
cuyas aguas sagradas lavan
las penas y las culpas del mundo.

Pero no esperes que el hombre cambie
pues fue creado con técnica deficiente
chic controvertidos
clave de caducidad
sexos opuestos
y neuronas que no encajan.

Si quieres de verdad salvarnos, oh Dios,
no te escudes en que nos diste
el libre albedrío,
entre la dualidad del bien y el mal
está Tú intervención,
sin la cual, no somos libres,
estamos tullidos de desesperanza
y pecados capitales
que tapan las virtudes con fuerza viento 7
desarropados y a merced del demiurgo
¿y Tú dónde estás?

Somos mercenarios de los inconvenientes
de las guerras entre tribus,
del ansia de alcanzar la gloria
a base de pisarnos los unos a los otros,
como en una carrera de obstáculos anormal
donde los medios justifican la meta.

No me interesa la vida después de la muerte,
sino antes de ella.

© Luis Vargas