viernes, 21 de noviembre de 2014

CARRETA


Carreta hecha en madera por Luis Vargas con una navaja, un serrucho y un taladro

Fuimos en tren hasta Hellín y de Hellín en tartana hasta Albatana. Yo tenía cuatro años. Y la carreta saltaba y crujía por aquel camino pedregoso. No salía de mi asombro, pero qué alegría con la yunta y los bueyes, con el pan y la tortilla, cantando con mis primos María y Joaquín. ¡Qué viaje tan maravilloso!: el pueblo de cuatro casas de labranza, la era y el trillo, la polea que me subía al ventanuco del pajar, donde la paja era oro puro, después de la sementera.

Fueron mis únicas vacaciones siendo niño fuera de mi Madrid, que nunca podré olvidar.

© Luis Vargas

jueves, 20 de noviembre de 2014

martes, 4 de noviembre de 2014

PROYECCIÓN POÉTICA

Me proyecto como un funámbulo
en la cuerda imaginaria de mis versos,
me balanceo,
doy la vuelta,
cruzo,
tengo miedo,
juego como los niños
en el mágico mundo de los sueños,
miro,
observo,
copio,
vomito el inconsciente,
me quedo bailando en la cuerda floja,
no sé si el viento,
la pértiga del equilibrio,
el ruido de la gente,
el vacío,
el extraño vértigo,
o la ansiedad
que proyecto sobre personas, animales o cosas,
me hará caer,
son como sentimientos reprimidos,
artificios mentales,
cualidades
que comunico a los otros,
positivas o negativas,
sabiendo que en el verso
hay un lugar pequeño y otro grande,
un dolor,
una nostalgia,
un disfrute,
una alegría,
un desahogo,
una pócima insoluble
que suscita eternos conflictos
en mi mundo chiquito.

© Luis Vargas



domingo, 2 de noviembre de 2014

PLAYA


Playa de Galizano en Asturias:óleo a espátula de Luis Vargas 40 x 70 cms.






Con un canto de eco de olas,
la costa verde se va empinando
en acantilados cimarrones,
que lloran carmines en el agua,
que ahondan  perlas marinas
en el Cantábrico.

© LV

martes, 7 de octubre de 2014

EL TIEMPO Y LOS RAYOS


Pasa el tiempo como el rayo
y suena el trueno, después, expectante.

Nada hay tan veloz como el tiempo
a pesar de su bruma espesa.

Los caminos construidos por el hombre
son todos de artificio.

La naturaleza alberga una cosmogonía compleja
entre vías y destinos naturales.

Quienes modifican Los Apalaches,
los mares, las playas, los manglares,
las selvas, planicies o desiertos
están locos.

El tiempo pasa como el rayo
y la luz que traspasa los vidrios
confirma que, de pronto, de joven
te haces viejo.

Y, sin embargo, no por tiempo,
se alcanza la sabiduría.

© Luis Vargas

viernes, 9 de mayo de 2014

CAMIÓN DE ILUSIONES_construido en madera diversa con mis manos









Pintado de rojo
cargado de sueños
el camión avanza
con huellas de tiempo
y efervescentes poemas
como gaseosas frescas.

© Luis Vargas

viernes, 25 de abril de 2014

POR QUÉ ESCRIBIMOS POESÍA

Saber por qué escribimos poesía
buscando en lo recóndito el misterio
y tallando tatuajes en el aire
es como querer preguntarle a la vida
cual es el intríngulis de la muerte
si estando el sol en lo más alto
sentimos el albor del calígeno.

Por qué escribimos poesía, me pregunto,
y no sé responderme
es como una besana que comenzamos
y al encontrar la primera piedra
nos incita con berretín a seguir el surco
en busca de nuestra identidad, o tal vez,
escribimos poesía, porque hemos visto
como un ser querido se muere de repente
y pensamos: ¿caeré yo mañana?

Y así, en la tremenda desdicha del ser,
la vida es un sortilegio
que anda entre versos escondida.

© Luis Vargas

miércoles, 16 de abril de 2014

EL ARCÓN





Arcón de madera de pino de 90x90x60 construido por mis manos y cuatro herramientas simples, para cumular el espacio y el tiempo.
 
No penséis que vamos a estar aquí toda la vida,
pues en menos de un suspiro, te evaporas
cuando menos lo esperabas, sin más tiempo
ni más prebendas, sin avisarte siquiera.
¿Para qué acumuláis tanta riqueza
en arcones cerrados con mil argollas,
sin cuando os vayáis, tal abundancia,
la dejaréis prendida de los lujos
que tanto amasteis, enviando a los demás
a la indigencia?
© Luis Vargas

Aquí he guardado todos mis cuadros...para cuando me vaya, esté todo ordenado...

Barnizado y cobijando óleos.



 

viernes, 21 de marzo de 2014

LA ÓRBITA DEL TIEMPO

El tiempo es testaferro de los años
que va penetrando en los poros de las células
como el silencio en una estancia.

El invierno pasa sufragando nieves
adecuando tormentas a una primavera
que ya comienza.

Aromas de sexo que abren flores
con besos de bocas jadeantes
anhelos de luz.

Y se alumbra la órbita del espacio
sumando cuerpos y lustros
y astros que agonizan sin querer.

Caemos en la explosión de la nueva vida
mientras el reloj marca las horas
y vamos abandonando la existencia.

Es un reemplazo de la materia
y el espítiru.

© Luis Vargas

MI BARGUEÑO

El bargueño es un mueble característico español de los siglos XVI a XVIII. El nombre es de origen incierto, para algunos del pueblo de Bargas en la provincia de Toledo.

La denominación de bargueño aparece en Madrid en el siglo XIX quedando constancia escrita por primera vez en 1872 en el catálogo de objetos artísticos españoles del Museo Victoria and Albert (Londres) que realizó Juan Facundo Riaño. Pero si investigamos el origen de estas piezas nos encontraremos con numerosas contradicciones y distintas denominaciones, según el experto Casto Castellanos Ruiz, director de la Escuela de Arte y Antigüedades. Tradicionalmente se considera que es un mueble español, en inventarios antiguos se les ha llamado escritorios, papeleras, contadores, arquillas, etc. En todos los casos siempre se refieren a muebles donde se guardan escrituras y documentos. Riaño atribuye su fabricación al pueblo toledano de Bargas. No obstante, Castellanos apunta que en la época a la que se refiere, a finales del siglo XV o principio del XVI,  no había ningún taller de carpintería, ni siquiera había indicios de industria maderera en la zona. Otra hipótesis también centra la localización de su origen en la misma zona gracias a las manos artesanales de un ebanista toledano apellidado Vargas y de ahí que aparezca la palabra bargueño con b o con v indistintamente.
Hay dos teorías sobre el origen del bargueño según Castellanos; una que es de origen chino. Así, por ejemplo, en el Victoria and Albert se conserva un mueble lacado del siglo XV con toda la estructura perfectamente definida. Esta pieza pudo haber llegado a Europa a través de Venecia y de allí al Levante español. Curiosamente es en Cataluña donde se encuentran algunos de los bargueños más antiguos. En el siglo XVII la compañía de Indias  ya importaban bargueños lacados japoneses y chinos. Estos lacados fueron imitados por los artesanos europeos hacia finales de siglo. La otra teoría sobre el origen del bargueño nos lleva nuevamente a Cataluña y se basa en la trasformación de las arcas de novias catalanas. No obstante, en el ámbito cultural hispano-musulmán también debió de ser un mueble muy usado y se conservan algunos de época muy temprana. Las arquillas mudéjares de taracea llevaban una tapa superior y una serie de cajoncillos adosados a las paredes que después se trasladaron al frente incorporando una tapa con llave.
Los más típicos y populares
El bargueño más típico es el salmantino, llevan la caja de nogal con tapa abatible y herrajes de chapa de hierro recortada, a veces dorada, suelen llevar también como pequeños leones esquematizados. Una vez abiertos muestran su frente dorado con incrustaciones de hueso embutido (en España no se suele utilizar marfil), parecen pequeños retablos.
Los catalano-aragoneses del XVI tienen una decoración de taracea de hueso de vaca y madera de boj sobre nogal de tipo plateresco a veces manierista. Estos muebles son muy apreciados y salen muy pocos al mercado, cuando aparecen son objeto de atención por parte de museos y coleccionistas muy expertos.
Otro tipo de muebles muy fáciles de reconocer son los granadinos, identificados por la técnica de taracea de influencia hispano-musulmana. Hay un ejemplar de éstos en el museo Arqueológico y poco más. Muchos bargueños conservan la decoración de taracea de hueso sobre nogal de influencia mudéjar con pequeñísimas piezas, algunos de los muebles de mayor tamaño representan escenas religiosas o cortesanas. El bargueño castellano del siglo XVI, donde se puede incluir el bargueño toledano, suele ser de nogal con decoración de tipo plateresco o manierista. En el siglo XVII se mezclan los dos estilos mudéjar y plateresco. Predomina la talla con motivos vegetales, angelitos o niños con cartelas en los cajones y en las puertas aparecen bustos o escudos.
Los primeros chapeados
A finales del XVI llega a España una gran variedad de maderas procedentes de las Indias lo que hace que no sólo se utilice el nogal tallado o la taracea de hueso sobre nogal, sino que se trabaja el chapeado de ébano, caoba y peral que se contorneaban con filetes de marfil, carey u otra madera distinta. Los bargueños chapeados suelen ir sin tapa, con los cajones a la vista, se utiliza mucho el embutido de hueso y carey, según Javier Sicilia, restaurador ebanista. En estos muebles se combinan las influencias flamencas, alemanas y napolitanas. Si hay que añadir alguna pieza de madera nunca será la misma pero sí de la misma especie de árbol. Si es una madera exótica muy rara y no podemos encontrarla, en ese caso buscamos otra lo más parecida. En cualquier caso una de las claves para la restauración es que coincida la veta, esto es lo más complicado ya que habrá que desechar muchas maderas hasta encontrar la pieza adecuada. Otro apartado importante es el estudio del color del mueble a la hora de teñir la nueva pieza. En el caso de los dorados nos podemos encontrar que se les ha aplicado un baño de purpurina sobre el oro, generalmente se les dio este baño porque el oro estaba muy gastado por lo que el restaurador deberá hablar con el cliente e indicarle que puede encontrarse con este problema. Hoy en día a la gente le gusta ver el oro viejo, que se vea el estuco o el bol rojo o verde.
Alrededor a 1600 se pone de moda un tipo de bargueño muy austero decorado con molduras o tallas de tipo geométrico. A lo largo del XVII el modelo más popular fue el salmantino. En siglo XVIII se extiende por toda la geografía española el gusto por los bargueños italianos y de influencia flamenca. Los ensambladores y ebanistas catalanes realizan magníficos trabajos de embutidos sobre macizo y chapeados.
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Y así, por fín ha quedado mi bargueño:


Al instante miro y veo al instante
la belleza de tu cuerpo sobre el cristal,
traspasando el umbral de mi conciencia.
Pérgola asentada como parral de uvas
reluciendo al sol de la madrugada
dejando aromas dulces.
Secreter bargueño de pino encerado
que defendieron de mis manos los dedos
en el rayar del esmalte ataviado.
Verso ahondado con serrucho y lima
suspendido en la ceguera de las formas
con deseo de placer en pálpito puro.
Hoy ya puedo, contemplar la imagen
de tus columnas y senos, como una historia
de amor insólito.
© Luis Vargas