martes, 21 de mayo de 2013

TRANSPARENCIA


No puede haber transparencia

porque se nos vería la mierda en casa,

sabríamos quién especula

y quién tiene las entrañas negras.

La opacidad es el escudo que guarda

y defiende al poderoso, al fraude,

al trilero y a la mafia

de sus intrincadas avaricias,

de sus dotes de alquimista, de su

alianza con el demonio.

Sino hubiera “tops secret”, la inteligencia

se usaría para favorecer a los desfavorecidos,

sin comisiones, ni ganancias,

no habría, no, argucias ni mentiras,

porque no harían falta.


Cuando llueve a cántaros

y los ríos de derraman

¿a quién arrasan las aguas?

a los que no tienen tierra firme

para poner su habitat

y se transparentan como papel arroz.

Los que viven en castillos de opacidad

no les entra el agua por los rincones

y salen a coger el yate con paraguas;

no les interesa la transparencia

y aunque hacen leyes transparentes

que luego no son translúcidas

y se interpretan entre sombras.

La omisión de la luz y sus ondas

es el pecado de los malditos:

la gran tormenta de nubes ácidas.

© Luis Vargas

1 comentario:

José Valle Valdés dijo...

Me resulta un poema estupendo, amigo. Refleja con realismo y claridad estos malos tiempos.
Te felicito, maestro.

Fuerte abrazo