Emilio Lledó: “La verdadera crisis es la de la inteligencia”: Acaba de cumplir 86 años, pero irradia felicidad y esperanza. Emilio Lledó (Sevilla, 1927 ) ha impartido su vocación en universidades extranjeras y españolas, entre ellas la de La Laguna. Esta semana asistió como invitado de honor a una nueva edición de El mundo que queremos, de la Fundación CajaCanarias
Lástima que no se pueda
fundir el oro con el amor,
alear la bondad con el hombre
y limarle las esquirlas ásperas,
unir la ciencia con las creencias
y las personas con lo gentil,
las miradas con las sonrisas
y los grandes capitales del poder
con los pobres indigentes.
Lástima que no se pueda
ensamblar la paz con la guerra
y rellenar trincheras
con semillas de abundancia,
extirpar el gen de los rencores,
del odio y la envidia, a pesar
de los nuevos avances tecnológicos
de la neurología.
Es lástima
porque podríamos vivir mejor:
habría gente que no mataría
de un disparo a sus propios hijos,
a sus mujeres, al que le lleva
la contraria, o al que es más débil.
Lástima
que seamos tan depredadores
y no sepamos fusionarnos
en una simbiosis perfecta
como lo hacen algunos vegetales,
o estructurar la sociedad
como lo hacen las abejas, las
hormigas y otros seres.
Lástima
que incluso la Navidad sea
una excusa para crear diferencias
y materializar los vientos
de las esquinas.
El Piyayo (Málaga - 1864/1940) es el apodo
por el que era conocido Rafael Flores Nieto, un cantaor y guitarrista
flamenco de origen gitano que fue un
personaje popular de la ciudad que alternaba su vocación musical con la venta
ambulante.
Nació en el popular barrio de El Perchel de
Málaga. Las letras de sus composiciones nos hacen pensar que pasó un tiempo en Cuba
quizás en prisión, durante la guerra.
Su biógrafo, Eusebio Rojas nos indica que aportó
al flamenco unos tangos conocidos como Cantes del Piyayo con la
particularidad de que incorporan elementos de guajiras. Sus letras a menudo
evocan anécdotas divertidas y burlescas. Su vieja guitarrase conserva en la Peña Juan Breva de Málaga.
Murió en la Alcazaba de Málaga el 25 de noviembre de 1940 como consecuencia
de la arteriosclerosis.